Aunque a primera vista el título puede sonar a título de un cuento, en realidad es un consejo para proteger vuetros carretes en caso de emergencia.
Pero para que lo entendáis voy a contaros la historia de lo que me pasó con este carrete.
Hace un par de meses quise repetir la experiencia de hacer mi propio carrete redscale. El
primero que hice me dio unos resutados espectaculares, así que estaba deseando volver a probar, pero esta vez con una cámara diferente.
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Foto de mi primer carrete redscale hecho a mano. |
El carrete lo hice como explico en
este artículo que escribí para Lomography. Reconozco que soy un poco brutita, ya que suelo hacerlos debajo del edredón (de noche, eso sí), pero siempre me ha dado buenos resultados.
El caso es que esta vez usé la LC-A y al terminar el carrete intenté avanzarlo pensando que quedaba alguna foto más y cuál fue mi sorpresa cuando la cinta adhesiva que unía las dos partes del negativo se soltó y ya no pude rebobinarlo. El problema era que estaba en un bar y necesitaba cambiar el carrete urgentemente, asi que lo único que se me ocurrió fue sacar el carrete dentro del bolso, a oscuras en el baño, y guardarlo dentro de los guantes, haciéndolos una pelota, como si fueran unos calcetines. Cuando llegué a casa tuve que buscar un lugar alternativo para proteger el carrete y ya que en ese momento no tenía ningún bote vacío (ni nada que se le pareciera), no me quedó más remedio que repetir la operación anterior, pero pasando el carrete de los guantes a unos calcetines. Lo hice todo a oscuras, utilizando unos calcetines negros, enrollando el carrete primero en uno, y guardando éste dentro de otro, intentando que no hubiera ninguna entrada de luz.
Lo mejor fue la cara que se les quedó a los dependientes cuando junto con otros cuatro carretes, les entregué unos calcetines enrollados. Aunque enseguida les expliqué la historia y lo entendieron perfectamente, poniendo una nota de "cuidado" en el sobre de los negativos.
Pero fue mas divertido aún, cuando el día que recogí los carretes salió uno de ellos del laboratorio con los calcetines perfectamente enrollados, que ni mi abuela lo hubiera hecho así de bien, jejeje.
La verdad es que me dio un poco de vergüenza llevar así el carrete a la tienda, ¡pero eran los calcetines o el carrete! Y aunque perdí algunas fotos y gané unos cuantos lightleaks, puedo decir que el truco funciona.
Aunque a partir de ahora cuando dispare un resdcale casero, intentaré llevar siempre un bote vacío, por si vuelve a pasarme algo parecido.
En cuanto a los resultados del resdcale, no estoy muy contenta. Si echáis un vistazo al
álbum veréis que el color no tiene nada que ver con el primer álbum. Los tonos tienden más al rojo, las fotos están muy oscuras y hay mucho grano. El problema es que mi LC-A es de las modernas y el ISO más bajo al que podemos disparar es 100. Para que un carrete redscale casero de buenos resultados, necesita mucha luz y la forma de conseguirlo es disparando con un ISO lo más bajo posible. Así que si os animáis a hacer vuestro propio redscale, utilizad una cámara que permita disparar a ISOs bajos.
Yo ya he aprendido la lección y para la próxima volveeré a usar la réflex, con la que puedo controlar el ISO, o la Horizon Kompakt, que tiende a sobreexponer bastante. En este
álbum podéis ver más fotos con otro redscale casero y la Horizon.